Junté el olvido con el querer
y así me quedé.
Me convertí en un caos,
en un ovillo de lana
de donde no puedo deshacer
ni mis propios
nudos.
Soy un pentagrama donde mis notas
no tienen ni ton ni son.
Donde el La está en el Sol,
y los silencios son demasiado
largos.
Donde perdí el ritmo
al encontrarme con tus ojos
y notar el frío polar;
se me cortaron los labios
y no podía
hablar.
Así me quedé,
sin música que me guiara,
sin un hilo conductor que me llevara a la meta
convirtiendo mi camino,
en un laberinto
con piedras en el camino,
que me impiden
llegar
a mi destino.
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