Me tocaste y empecé a ser
creyente
de tantas veces que invocaba
a dios,
pero no del que todos hablan
sino del que reside en tu
pecho,
en el lado izquierdo
que hace que me crezca,
que me crea diosa
y la reina de este jodido
mundo de mierda.
Ese dios que me cuida en mis
peores momentos,
que me llama en cada noche
en la que lloro y me dice:
"Tranquila estoy aquí."
y joder, lo consigue,
consigue que cada día sea
más fácil avanzar,
que sea la morfina de mi
dolor
y que se clave en mi jodido
corazón.
Se hizo mi hogar donde
cobijarme cuando tengo frío,
que es el Sahara en medio de
mi propio Polo Norte.
Que llegó, como si nada,
rompiendo barreras, escudos,
muros
llegando a mi, abriéndose
paso entre toda mi mierda,
la limpió, cogió hilo y
aguja,
y me remendó.
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