Besarte hasta el alma
hasta el amanecer,
volando y dormirme en tu pecho.
Despertarme más despeinada de lo normal
y con cara de haber pasado una mala noche
cuando todo lo contrario.
Y que tu aroma,
junto con el del café
me hagan sonreír.
Que me acaricies con el cariño de tus manos
y volvemos a empezar,
entre beso y verso
como si fuera noche,
volamos.
Sin miedo al tiempo, sin preocupaciones
y me haces sentir
y me haces volar
una y otra vez.
Y así se enfrío el café.
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