domingo, 25 de octubre de 2015

Café.

Besarte hasta el alma
hasta el amanecer,
volando y dormirme en tu pecho.

Despertarme más despeinada de lo normal
y con cara de haber pasado una mala noche
cuando todo lo contrario.
Y que tu aroma,
junto con el del café
me hagan sonreír.

Que me acaricies con el cariño de tus manos
y volvemos a empezar, 
entre beso y verso
como si fuera noche,
volamos.

Sin miedo al tiempo, sin preocupaciones
y me haces sentir
y me haces volar
una y otra vez.


Y así se enfrío el café.

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