Observo la luna,
hoy, tan grande, tan brillante.
Son las tres de la mañana,
me pongo Sharif de fondo
mientras veo como la luna se esconde;
como de repente se pone roja
al ver al sol
-es tan tímida como yo.- pienso riéndome.
Se pone roja como cuando te miro
y me sonrojo.
Ya son las cinco,
como los cinco dedos de mi mano
que se imaginan acariciando tu espalda.
Vaya, acaba de sonar nuestra canción
y le sonrío a la luna
que deja de sonrojarse,
parece, que ya está más a gusto con el sol.
Pero joder, mira como brilla, es preciosa;
y mientras pienso esto
encajo piezas del puzzle
y veo,
que la luna y yo no somos tan distintas
que nos comportamos igual,
al ver,
a nuestro sol.
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