el corazón se me hizo arena
que junto con mis lágrimas
creó mi propio mar de desilusiones.
Decidí dejar la poesía
pero quién soy yo
para romper el arte.
Decidí destruir hasta el más fino hilo
que nos unía.
Decidí soltar las mariposas
de las que un día hablé, las que mis ojos habitaban.
Me fumé media cajeta, dejé de comer
y más vacía que de costumbre
me alejé
de todo, de todos, de mí.
Morí en vida.
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