viernes, 21 de octubre de 2016

La distancia es peor que la resaca.

                                                                                              A mi familia.

Ayer quizás estaba un poco borracha,
solamente quizás.
Y empecé a decir de las mías, de las cosas que más siento
paso de enfadarme a amarte en 3 segundos,
más rápido que un bólido de carreras.

Puede que sea la distancia el peor alcohol,
y que la sensación de añoro sea la resaca;
la peor que he tenido.

Porque voy borracha de sentimientos
voy borracha de amor y deseo,
voy borracha de lágrimas
y sonrisas falsas.
Voy borracha de dolor.

Y esta resaca es una mierda, y no hay fármaco que la quite.

El único remedio que conozco es casero.
Son abrazos, son besos, son risas y son sentimientos a través de las caricias.
Son mi familia.
Y alguien me escribió una vez citando a un hombre sabio
que la familia no se determina solo por la sangre.

Ojalá no volver a tener esta mierda de resaca.

jueves, 20 de octubre de 2016

Últimos días.

Las cortinas con mariposas ya no me parecen bonitas
ni el cielo anaranjado lo es,
ya no es bonito el sentimiento de mi pecho
ya no es bonito ni el amanecer.

Ya no es bonito aprender, 
deja de ser bonito cuando tu felicidad está en otro sitio
y tú,
no puedes ni asomarte a ver.

El mar ya no es tu mar
el que tanto añoras,
el que tanto echas de menos palpar.

El viento ya no juega,
golpea.

Ya no me asombro
solo
          me derrumbo.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Uno, dos, tres.

Un dos tres, y abro los ojos.
Sigo aquí.
-Vuelvo a cerrar los ojos.-
Un dos tres, vuelvo a abrir los ojos
y sigo
         estando aquí.

Sigo en un lugar que no es el mío
en el que mi yo no existe,
en el que nada bueno existe.
Y por más que cierro los ojos no dejo de estar aquí,
es una pesadilla de la que no soy capaz de despertarme.

Me noto quieta, nada se mueve
solo escucho el aire,
no respiro.
No hay aire para mi,
no hay vida en mi.

martes, 18 de octubre de 2016

Hoy he vuelto a llorar.


Hoy he vuelto a llorar por la distancia que nos separa
por la ausencia de tus manos entre las mías,
de tu respiración ausentada de mis oídos.

Las lágrimas recorren mi cara
y el tiempo no acompaña.

Otro día más en un lugar que no es el mío,
que sigo sin encontrarte, sin encontrarme.
Mi interior grita ayuda
mientras cada paso que doy no tiene un destino.
Mis pies solo quieren volver,
volver a abrazarte, besarte, abrazarte
-arte-
en si.

Hoy he vuelto a llorar,
y como cada día
no tengo quien me limpie las lágrimas
ni que me diga: "Ánimo cariño, tú puedes."
Hoy lo vuelvo a hacer sola, 
intentando recordar como tú lo haces.

viernes, 7 de octubre de 2016

Salitre.

El viento juega al pilla pilla con mi pelo y este escapa dejando su aroma en el camino.

El olor a mar se pega a mi piel, susurrándome que mi hogar no está tan lejos, que él hace un poco estuvo allí y me trae los recuerdos de mi tierra en forma de olas y brisa marina.
Yo le sonrío, lo miro con delicadeza y cierro los ojos, dejando que sus recuerdos entren en mi mente y me siento como en casa.


Veo el amanecer cada mañana, como si fuera un amor prohibido con deseo y devoción. Lo miro, como al amor que dejé en una estación un día de otoño entre lágrimas y algún otro suspiro de tristeza.

                            Cuando duermo, no sueño.
                            Cuando veo, recuerdo.

Sentada en una roca rozando con mis pies el mar, impregnándose, en mí, la salitre y los recuerdos. Miro al cielo y pienso: El hogar está en los sentimientos que llevamos dentro, los recuerdos de un lugar o de alguien que añoramos, que buscamos
                                             en cada rincón 
                                           del nuevo destino
                                           en el que nos hayamos
                                           dejado caer.


(Concarneau.)