la primavera huele a margaritas sin estar en ella,
me han susurrado que
el otoño vuelve pronto,
y las mariposas de mi estómago me han hecho cosquillas.
Que el verano me ha gritado que ya viene,
que no estemos tristes que pronto los atardeceres en el mar vuelven
-como tú cada viernes.-
El invierno nos deja, y nos dice adiós
y cada vez se oye más lejano.
Me ha dicho, como el viento que sopla
que jamás
se separan de mis orejas.
Y por eso, te digo
bien alto,
que ojalá
-joder-
nunca dejes de darme la mano en este camino.
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